En el primer tercio del siglo XIX, aparece esta raza en Inglaterra como perro de pelea. Se crea a partir de cruces del Bulldog inglés con razas de terriers ingleses.
Hoy por hoy, más de siglo y medio después de que los enfrentamientos entre animales estén prohibidos en casi todo el mundo, los Bull Terrier han derivado a perros ejemplares de guarda y compañía, (incluso existe una variante miniatura), teniendo un carácter tranquilo y un comportamiento cariñoso y juguetón con sus propietarios, incluidos los niños.
Es un perro fuerte, fogoso y valiente, pero no lo es más que muchas otras razas y desde principios del siglo XX es habitual ver ejemplares de esta raza en concursos y exhibiciones de belleza, habiéndose suavizado su carácter y aspecto a través de cruces con otras razas.