El Carlino es una raza canina muy antigua, probablemente procedente de China. Fue introducido en Europa a través de Holanda e Italia a partir del siglo XVI y, enseguida, fue muy apreciado por la aristocracia continental por su aspecto, especialmente por su cara chata, con arrugas y con forma de corazón y su cola enroscada.
Se arraigó fuertemente en Gran Bretaña. Del Rey Inglés Carlos II toma su nombre más conocido, (Carlino es “pequeño Carlos” en idioma italiano).
Son perros alegres, cariñosos y muy apegados a las personas de su entorno, buscando siempre el contacto físico. Se adapta muy bien a la vida en un apartamento.
No se maneja bien en entornos muy calurosos, que podrían causarle problemas respiratorios. También sus graciosos y saltones ojitos, así como las simpáticas y tiernas arrugas de su carita, requieren de especial atención para que crezca feliz y contento.